octubre 28, 2009

El expresionismo

DIE BRÜCKE (EL PUENTE) EN DRESDE
En junio de 1905 Ernst Ludwig Kirchner (1880-1938),Fritz Bleyl (1880-1966), Erick Heckel (1883-1970) y Karl Schmidt-Rottluff (1884-1976), estudiantes de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura, y artistas autodidácticas, fundan un grupo artístico: Die Brücke ( El Puente). Un nombre que tanto pudo venir sugerido por los puentes de la Florencia del Elba como motivado por la lectura de uno de sus autores predilectos, F. Nietzsche. En su obra Así habló Zaratustra, el puente deviene la metáfora recurrente para referirse a la transición y a la renovación espiritual, o al hombre visionario que tiende un puente hacia el futuro, hacia el otro lado, como parece desprenderse, por lo demás, de un pequeño grabado, una suerte de rúbrica sobre el propio «Puente», que realiza Kirchner el mismo año de su fundación. El grupo tenía en común una creación colectiva que cultivaba las más diversas artes y oficios. Asimismo, desde ahora, se interesan por un motivo recurrente, el «desnudo del cuarto de hora», así bautizado por alusión a la rapidez en su realización y a que la postura del modelo y del artista cambiaba en dicha fracción temporal. Con todo, su producción sedimenta en la obra gráfica, en sus diversas técnicas, y en la pintura al óleo. A veces se establece un paralelismo temporal entre el fauvismo y los alemanes, siendo así que, en realidad, cuando los artistas franceses en 1905 están a punto de consolidar un estilo propio, los segundos se encuentran sumidos en esta fase formativa. Asimismo, mientras en 1908 el primero ya se ha disuelto como grupo, los de Dresde iniciaban una fase fructífera en direcciones varias que culminaría en 1910. Es precisamente por esos años cuando se filtran las influencias fauvistas, lo cual tampoco autoriza a suponer que el grupo alemán pase a ser un apéndice de francés.
LOS EXPRESIONISMOS Y LOS ORÍGENES DE LA ABSTRACCIÓN EN ALEMANIA (1910-1917)
El expresionismo, tal como se popularizó durante la segunda década del siglo XX, era interpretado tanto como una orientación general, similar a lo clásico y lo barroco, y propenso a florecer en los países germánicos durante los momentos históricos más críticos, cuanto como un ismo propio del período. Desde la primera óptica, la revolución expresionista debía traducirse en una nueva concepción de la existencia que se sustanciaba en fuentes tan diversas como la tradición artística alemana, Nietzsche y los filósofos vitalistas o la teoría estética de la Einfúhlung (empatía o proyección sentimental). Como se pone de manifiesto entre los poetas y pintores, los círculos expresionistas no sólo se lanzan a la búsqueda de una tensión ética, sino también existencial; a un intercambio más activo entre el arte y la vida; incluso, a una redefinición del acto creador como vivencia total Desde la escena artística más puntual, mientras la capital del Reich se convierte desde 1910 en el punto de encuentro de los miembros de El Puente y de otros artistas, en la capital de Baviera se aglutina otro grupo en torno a W. Kandinsky.
LA FORMACIÓN DE «EL JINETE AZUL» EN MUNICH
En enero de 1912 en la Galería Thannhayser de Munich se realiza la primera muestra de El Jinete azul. En ella estuvieron presentes, además de Kandinsky, A. Macke, F. Marc y G. Münter y A. Schónberg, en su faceta de pintor. Pero importa recordar todavía más la presencia de los artistas franceses invitados: H. Rousseau, con Paisaje y con Patio de gallinas, y Robert Delaunay, con Saint Séverin núm. 1, La ciudad núm., La ciudad y La torre; tres de los cuales fueron vendidos durante la misma. Convertida en itinerante gracias al patrocinio del marchante B. Koehler, la muestra recorrió durante los primeros meses de 1912 Colonia y Berlín.
La gestación El Jinete azul se remonta a junio de 1911, mes en el que Kandinsky había propuesto a F. Marc la edición de una revista programática a aparecer bajo la modalidad de un Almanaque. El Jinete Azul (Der Blaue Reiter). Según contaría Kandinsky en 1930, a ambos les atraía el color azul, pero mientras Marc sentía predilección por los caballos, él mismo prefería al jinete por su relación con los dibujos mágicos y encantados de los cuentos populares, y así lo confirma la recurrencia de este motivo en diversas obras, desde Jinete (azul) a Improvisación III.
El Jinete Azul no fue un grupo de vanguardia combativo y excluyente, sino todo lo contrario. Para sus miembros, el arte no se reduce a una cuestión de estilos, sino, como salta a la vista en «El problema de la forma» de Kandinsky, o en «Las máscaras» de A. Macke, aparecidos en Almanaque, tiene que ver ante todo con los parentescos dictados por la «necesidad interior», la «vida interior» o «secreta de las formas», etc. Tan sólo desde estas premisas se entiende cómo en sus páginas y exposiciones coexisten corrientes artísticas que «externa» o formalmente no guardan relación-entre ellas, pero sí revelan una «igualdad en su interior».

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